Asia

La letra chica del Karaoke en Asia

El karaoke existe antes que su definición. Por allá, en el principio de los días, el primer humano que se pegó una ducha en el río, seguramente cantó algún temón de época mientras se enjuagaba las axilas. Con el paso de los siglos, el avance del pop y de los micrófonos inalámbricos, sucedió, entonces sí, la elección de un término que defina ese acto de imitar a los gritos a un artista sin pegar nunca una nota, y con su consecuente expansión hacia todos los rincones de la tierra, surgieron los distintos usos del karaoke. No irán a pensar que desafinar leyendo una pantalla tiene el mismo significado para todes, no?

.Estuvimos recorriendo Asia los últimos meses, y mientras descubriamos el nuevo continente, comenzamos a notar la importancia del karaoke de este lado del mundo. En Vietnam se escuchan gritos en casi todas las cuadras, gritos desafinados pero melódicos y cargados de emoción. La calle es el lugar de encuentro predilecto en este país y allí ocurren las principales actividades del día y los momentos más importantes de la vida:
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Se come en la calle, se compra en la calle, se casan en la calle y obviamente, cantan en la calle.
El primer encuentro con Hanoi, la ciudad dónde comenzamos a adentrarnos en la cultura vietnamita, fue caótico, intenso y ruidoso. La vida cotidiana sucede puertas para afuera y tanta información de golpe, puede ser un poco abrumadora para quién no está acostumbrada a semejante despliegue callejero. Escuchamos el primer recital de karaoke a los diez minutos de haber llegado al centro y largue una carcajada. Me sentía fascinada con el desprejuicio con el que esta gente gozaba del momento artístico en público.
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Seguimos caminata hasta el hotel y nos cruzamos con tres familias más cantando frente a una pantalla con los estéreos mirando hacia nosotros, entendí que el karaoke iba en serio.
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Una noche, entré al hotel dónde dormiamos y encontré al señor de la recepción tomandose unos chupitos de algo color naranja con otro huésped. Estaban súper animados y súper en pedo, tarareando alguna canción de algún país y pasandola bomba. Al otro día, me encontré con el recepcionista, atravesando una clara resaca y de otro ánimo. Me dijo que estaba triste porque sus amigos continuaron viaje y dejaron el hotel, y en vez de pedirme un abrazo, me dijo: «Cantemos». Puso un tema de Sting en Youtube, y como quién espera un milagro, subió el volumen en el estribillo:
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Ohhh cant you seeeeee
You belooong to meee
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Había empezado el recital y yo no lo iba a dejar sin coros:
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Every moove you makeee
I’ll be watchiiiing youuuu
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Y en ese momento mágico de comunión artística entendí, que el karaoke es mucho más que cantar una canción. Entendí que a través del micrófono y de esas canciones pegadizas y de alta recordación, los vietnamitas decodifican situaciones cotidianas, estados de ánimo, momentos del día. Entendí que una práctica diaria como la del karaoke se resignifica en la elección del tema que van a cantar y que actúa como un traductor sentimental frente a determinada situación. El karaoke tiene una función social fundamental en el entendimiento de la vida en estas calles, ya sea para transitar la alegría, la tristeza o la nostalgia.
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pau cantando
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Volamos a Hanoi desde Osaka, después de un mes recorriendo tierra nipona, dónde aprendimos a decir gracias 43 veces por minuto y nos perfeccionamos muchísimo en el arte del Daitona y otras carreras de auto. Nos maravillamos con sus barrios mega psicodélicos, nos aburrimos en los que no pasa nada y nos avergonzamos del machismo imperante a esta altura del milenio.
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En nuestro paseo no escuchamos a nadie cantar a los gritos, pero si vimos la cantidad inmensa de salas de karaoke repartidas a lo largo y ancho de sus ciudades. Es que Japón esta lleno, y cuando digo lleno, quiero decir repleto, de salas de karaoke. Las hay en forma de cabina en un metro y en forma de edificio de 8 pisos enteros de éxtasis musical. Ésta isla mega tecnológica y fóbica al contacto entre personas le suma un condimento al show: los disfraces. Los japoneses se encierran en salas privadas, se disfrazan y pasan algunas horas cantando en solitario o con amigos, algún tema que los abstraiga de este mundo que habitamos.
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El karaoke es, quizás, un escape. 
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Pero, ¿de qué escapan los japoneses en una sala asilada y abajo de un disfraz?
Bueno, tengo muchísimas teorías, pero habría que preguntarle a ellos.
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Me gusta pensar que el karaoke es en Asia, un pequeño fragmento de lo que el Carnaval es en Sudamérica, sea para escapar o para sentir a los gritos, nos recuerda que estamos vivos, acá y ahora.

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