Bolivia

Salar de Uyuni, paraíso e inferno

Conocer el salar más grande del mundo era uno de nuestros hitos en la ruta de viaje. Estábamos muy ansiosos y súper fresquitos, la vuelta al mundo recién comenzaba, cuando partimos hacia el famoso lago en el cielo. Pero el destino, siempre bizarro, nos tenía preparada una tragicomedia multilingüe que no imaginábamos.
Hay varias formas de ir hacia Uyuni. Se pueden tomar tours diarios, de dos, tres o cuatro días. Optamos por el de tres días, y nos encomendamos a la suerte para que nuestros compañeros de viaje, sean amigables.
El tour salía a las 10am desde la oficina de turismo dónde operaba Gladys.
10.30hs llegó una camioneta y finalmente se develó el misterio, el turist dream team de tres días se conformaba por:
  • Fausto, guía boliviano hinchado las bolas de los turistas.
  • Axel, asturiano de 25 años, curioso en exceso.
  • Lena, obstetra, valenciana de 32 años, se comía al caramelito de 25.
  • Leandro, oriundo de Bernal. Su sueño era hacer un reality.
  • Paula, porteña sin manejo de la ira.
  • Megan y Anabelle, inglesas, divinas y jóvenes, por eso viajaron en el baúl.
La primera vez con el salar es alucinante. La camioneta se empieza a adentrar en el suelo/cielo y el cerebro se va poniendo en blanco como el paisaje. Mirar fijo el salar sin gafas y después establecer contacto con otro ser vivo puede tener un Medusa effect. Ví cómo un chino petrificó una llama. Ahora está en exposición en el Hotel de Sal.
El desierto de sal de Uyuni tiene más de 10.000 km2, y en el primer día de tour se lo atraviesa entero, finalizando en el extremo contrario al atardecer. Si no se te queda el auto, claro.
Axel no paró de hacer preguntas impertinentes todo el puto viaje:
– Hay señal de GPS? No.
– Entran locales al salar? No, te podes perder fácil.
– Se te quedó alguna vez la camioneta? No.
– Y si se te queda, tenes señal de móvil? No.
– Y qué pasa si se queda?
Íbamos derecho hacia una montaña, alucinados con el paisaje y todos con una buena cantidad de fotos-vergüenzajena en los teléfonos cuando SE QUEDA LA CAMIONETA. PROFUNDO, EMBARRADA, INCLINADA, HUNDIDISIMA, INSALVABLE.
Axel y la corona española que te documentó.
Momento de tensión. Bajamos del auto. El soñador Lele coge su móvil y comienza a documentar la situación. El jóven Axel sigue preguntando boludeces. Lena estaba preparada para un parto in situ. Las inglesas no cazaban una. Yo quería matar a Fausto. FAUSTO SE VA.
Luego de ver desaparecer al guía en el más allá, sin más puta idea de cómo íbamos a safar y con varias temporadas de Lost encima, contamos las provisiones.
Teníamos 5 chupetines y una bolsa de garrapiñada. Meyday-Meyday-Meyday.
Vemos una camioneta que pasa a lo lejos, intentamos frenarla. Cabe recordar que estábamos en un desierto y las temperaturas son extremas, fuego de día, nieve de noche, al revés de la canción de Ricky. La camioneta no para, creemos que nos hizo fuckyou de lejos. Nuestra única salvación se nos cagó de risa en la cara.
Va cayendo la noche, el atardecer sobre el salar es épico, colores y más colores. Yo tenía los ovarios al plato de no distinguir el cielo del suelo y de que el agua me llegue a los tobillos, razón fundamental del efecto espejo. ENTONCES EMPEZÓ UNA TORMENTA ELECTRICA Y META RAYO EN EL SALAR.
Nos refugiamos en la camioneta hundida, para no morir electrocutados. Dónde estará Fausto?
Aparecen La Niña, La Pinta y La Santa María, tres camionetas en la noche.
Lele ya tenía grabado un largometraje. Saco la linterna que me compré en ML a 200pe, Lele se pone un gorro de minero y arrancamos desesperados a hacer señas. Frenan! Gracias San Expedito! Nos preguntan por el guía, sospechando si nos lo habíamos comido.
No sabemos señor. Esperen, no es esa sombra que se acerca por allá? Fausto! Baby Come baaack.
Empuuujen, empuuujen, empuuujen, Lena nos alentaba. No se ve nada, vamos tres horas varados en el salar y ya es de noche. Empuuuujeeen, saliooooo! Faustoo, poné primera papá y llevame a comeee.
El tour siguió por lagunas altiplánicas de colores y recorridos por desiertos en altura que nos complicaron escondernos atrás de un arbolito cuando nos descomponiamos. La fraternidad dentro de la camioneta ya era absoluta.
La experiencia en su totalidad fue inolvidable y muy hermosa. No se si les deseo que se les quede la camioneta, pero es la única forma de ver ese atardecer sin pagar por ello.
El resto, pueden verlo en este sensacional video de la #Vueltalmun

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