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¿Qué hacer en Viena en 2 días?

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Nos aventuramos a un recorrido por la capital de Austria durante dos días, siguiendo el camino de sus tradiciones. Una escapada que puede convertirse en una increíble experiencia, conociendo los lugares más importantes y probando las comidas típicas del país. Si estás buscando ¿Qué hacer en Viena en dos días? Esta nota puede ayudarte a planear tu viaje.

Deslumbrados por la magnitud de sus edificios, que ostentan una destacada arquitectura imperial, nos perdemos por las calles de la ciudad hasta encontrar el mítico Palacio Hofburg, casa real de los Habsburgo, que actualmente ofrece visitas guíadas a su interior como al Museo de la Emperatríz Sisí. La historia del Emperador Francisco José y su mujer Isabel de Baviera sobrevuelan cada rincón de la antigua capital del imperio Astro-Húngaro. Por supuesto que también hay otros edificios importantes, como el Palacio Belvedere o el Palacio Schönbrunn, al que se lo considera el más bonito de Viena. La experiencia de atravesar las impontentes galerías es magnífica.

Nuestro recorrido continúa hasta detenerse en el popular Café Central, un emblemático establecimiento abierto al público desde 1860, que fue escenario de célebres encuentros de referentes políticos y culturales de la Europa del siglo XIX. Desde León Trostky hasta Sigmund Freud han compartido reflexiones y pensamiento tomando café vienés. Y ahora, por supuesto, también estábamos nosotros, saboreando cada delicado trozo de la tradicional Sachertorte, una tarta clásica de chocolante y dulce de albericoque.

El paseo que bordea el canal del Río Danubio, es otro imperdible en la ciudad de Viena. Un gran espacio al aire libre, repleto de arte urbano en sus muros, con una impronta jóven y lleno de bares para disfrutar de una buena tarde o ver la caída del sol para sumergirse en la noche de Viena con un delicioso pic-nic. Y si hay quedada al aire libre, no pueden faltar unos riquísimos bombones austríacos, que endulzan cualquier encuentro. Desde las populares bolas de Mozart, que combinan cacao con mazapán, hasta los crocantes florentiners con frutos secos y almíbar.

Ya si el tema de comer va en serio, en el infaltable paseo por la StephanPlatz podrás descubrir los manjares que ofrecen los carritos de salchichas y quesos que rodean a la majestuosa Catedral de San Esteban, ícono de la ciudad de Viena y centro neurálgico de la capital austríaca, donde generalmente hay bandas de música tradicional vienesa acompañando la experiencia. También es posible encontrar por la zona numerosos restaurantes que ofrecerán el pláto más conocido de la ciudad: Wiener Schnitzel, un filete de ternera bien condimentado y rebozado a la perfección con pan rallado. Sin dudas un menú muy especial, que vale la pena probar en tu viaje a Viena.

Por último, si hay ganas de conocer aún más de cerca cómo se dan los vínculos sociales en la cultura austríaca, una excelente idea es visitar el Prater y los biergarten que lo rodean. Para traducirlo claramente, se trata de un amplio espacio verde al aire libre, en dónde se puede disfrutar de un paseo o bien perderse en el inmenso parque de atracciones con una noria de 1897. A su vez, hay numerosos jardines cerveceros en dónde se puede brindar con las cervezas más destacadas de la zona mientras se desgusta un manjar popular en mesas compartidas con otros comensales.

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