Cuentos millennials

Literatura viajera: Questo è Boca

Se prepara la azul y oro para pelear por la Copa Libertadores contra el Palmeiras. Qué estará pensando Oscar Córdoba atrás de esa mirada se acero puesta en el campo, Palermo querido, cuánto esperaste este momento. Juan Roman Riquelme señoras y señores, la mente detrás de la pelota, y el gran conductor, Carlitos Bianchi, con ganas de llevar a sus muchachos a Japón. En directo desde San Pablo, Boca juniors – Palmeiras, que empiece la fiesta.

El ladrillo no se paraba de mover. Era muy difícil explicarle a los visitantes casuales de la casa de Don Nicola por qué aquel ladrillo ocupaba un espacio protagonista en el centro de la biblioteca del living y por qué todos los Domingos temblaba nervioso, poseído por energías poderosas e inexplicables para cualquier humano que no sea hincha de Boca.

– El ladrillo no tiembla bambina, late – me dijo, cuando me escondí atrás del sillón al ver sacudirse el rectángulo naranja desparramando polvo, mientras de la radio de la cocina llegaba nubloso el cántico de la hinchada, el equipo Xeneize estaba saliendo a la cancha. Don Nicola me tomó de las manos, sacandome del refugio improvisado que había encontrado para observar a distancia prudencial el fenómeno del ladrillo y me hizo sentir con el cuerpo eso que se siente con el corazón.

– Ti senti? Es la pasión. No se explica, no se vende, no se abandona. Bienvenida al primer día del resto de tu vida, questo è Boca – Y se fue a la cocina a subir el volumen de la radio.

Don Nicola llegó a la Argentina en barco, cerca del 1938 con toda su familia. Sus padres, su hermano y su mujer, y dos primos que no vería más, amarrarían en el puerto de Buenos Aires para no volver jamás a la Italia que los vio partir. Se acomodaron cerca del Río que les dio la bienvenida y adoptaron al barrio de Barracas como hogar permanente en adelante. 

Don Nicola recorría parques y aledaños saludando en italiano, para sentirse como en casa y para ayudar a la suerte, a ver si la nueva patria le traía una compañera que le aliviane el peso del océano Atlántico sobre todas sus memorias. En esa andaba, cuando se topó de frente con un cráter gigantesco en la tierra.

Un morocho engominado, que lo miraba apoyado en un farol desde la esquina, le hizo señas con la cabeza.
– Yo adivino el parpadeo, que tus ojos a lo lejos, están pispeando en éste rincón del mundo. Si lo que estas buscando es amor, ahí lo vas a encontrar – Nicola lo miró nervioso, sin entender cómo ese hombre había leído el deseo de su corazón, sin más que una mirada, y cuando encontró las palabras en español para responderle, el morocho desapareció.

Se recompuso del encuentro, y se lanzó rodando al cráter, como si esa acción de arrojo lo devolviera a la cordura, a Italia, o, esperaba, al amor. Un grupo de muchachos que jugaba al fútbol del otro lado del cráter lo rescató a los gritos: 
– Ma cosa stai facendo? Sei pazzo? Come ti butterai nel pozzo in quel modo?
Nicola, emocionado, le respondió al cielo:
– Mamma mia, io sono a casa

El grupo de muchachos lo invitó a jugar al fútbol y le contó sobre el cráter: estaban construyendo el estadio más lindo jamás soñado, dónde el equipo más grande del mundo iría a jugar: el Club Atlético Boca Juniors. Le regalaron una remera y lo asociaron de inmediato. El más bronceado de todos, el único al que le decían «el Tano» en un club conformado de Italianos, le dio la mano y le dijo:

Benvenuto al primo giorno del resto della tua vita, questo è Boca –

Nicola, emocionado, se despidió de los muchachos, y de salida, tomó uno de los ladrillos con los que construían la cancha. Iba a construir sobre él su nueva vida en Argentina.

El 25 de Mayo de 1940 fue feriado, como todos los 25 de mayo desde 1810 en esta parte del mundo. El tío Nicola saludó al ladrillo del living y le dijo que iba a inaugurar su segunda casa. Volvió empapado en llanto y vino tinto «Ladrillo, la Bombonera es un carnaval», le dijo apoyándose sobre él. Y enseguida, sucedió lo inevitable: el ladrillo tembló. Nicola se levantó asustado y culpó al vino del sacudón. Una semana después, mientras Boca salía a la cancha, el ladrillo temblaba como si un terremoto poderosísimo se desplegara en su interior y se mantuvo agitado los 90 minutos que duró el partido. 

Son las 19.10hs en Japón, en Argentina la madrugada despierta al pueblo argentino para vivir la final de la Copa Intercontinental que el equipo comandado por Carlos Bianchi disputará con el Real Madrid de Roberto Carlos y Figo.

Nicola llevó la radio al living y se sentó al lado del convulsionado ladrillo. No miraba los partidos por televisión porque le subía la presión. Prefería escuchar los relatos y sentir el ánimo del estadio a través del ladrillo. Estaban los dos fuera de control.

Delgado está habilitado, Palermo en el área, el Chelo y el centro, Chelo y el centro, Martín, GOOL, GOOOL DE PALERMO, a dos minutos y medio del comienzo del partido, la primera que tocó, la metió.

El corazón de Nicola y el ladrillo latian al unísono en la madrugada porteña, todos los hogares de la nación Xeneize se sacudieron ante los dos estallidos que Martín Palermo disparó contra el arco del Madrid en Japón.

Boca campeón, Boca campeón de la copa Intercontinental. Boca 2, Real Madrid 1. Levantala Patrón, llevala alto como éste equipo a la historia del club.

Tanto temblaron el ladrillo y el tío, que después de levantar la copa, Nicola se murió de la emoción. El ladrillo siguió temblando hasta entrada la noche del 28 de Noviembre. Encontramos una nota en la biblioteca que decía:

Quiero que sepan que el Xeneize es mi alegría,

Aunque no entiendan que por Boca doy la vida,

Cuando me muera no quiero nada de flores,

Yo quiero un trapo que tenga estos colores

 

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