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Es MENTIRA que «EL MUNDO NO TIENE FRONTERAS»

«El mundo no tiene fronteras», decía un post de Facebook que tenía de motivación lo mismo que de absurdo. Es tan común leer estas máximas virales en las redes sociales, que casi nadie ya se pone a pensar en su significado antes de compartirlas. Pero esta frase hecha y estrecha no es nada inocente. Es una expresión que pretende romantizar una realidad trágica y cruel de un mundo desigual e injusto.

Cualquiera que haya viajado, aunque sea una vez en la vida, habrá sentido la adrenalina al momento de cruzar una frontera. La llegada a un nuevo país, sea por tierra o por aeropuerto, requiere una cierta cantidad de controles que nos recuerdan expresamente que no existe la libre circulación y, aún peor, que no todos somos iguales.

El mundo no tiene fronteras. Tiene límites arbitrarios, algunos trazados hace siglos y otros en una puja constante. Tiene normas que varían según la Nación anfitriona y la nacionalidad del visitante. Tiene garitas de control y rigurosos oficiales uniformados que exigen documentos, visados y sellos a cada uno de los que decidan cruzar los límites. En algunos casos tiene muros, alambres de púa y francotiradores agazapados. Hay fronteras que no se pueden cruzar caminando y otras a las que solo se las puede ver en los mapas. Incluso, hay fronteras abstractas, que separan a los de un lado y a los del otro sin la precisión de un límite físico. Existen brechas, de todo tipo, injustas todas las veces. El planeta no es como te lo cuenta ese post en Facebook.

«Mi sueño es viajar libremente por el mundo», se oye a menudo. Sí, a quién no le gustaría poder hacer ambas cosas en simultáneo. Viajar y ser libre ¿Puede haber algo mejor? Pero esa afirmación es una utopía en una realidad bien diferente para, por ejemplo, esa familia cubana que armó una balsa para llegar a las costas de Estados Unidos o para ese niño sirio que se ahogó en el Mediterráneo. Sin ir más lejos, preguntale a cualquier árabe la cantidad de tiempo que lo interrogan antes de que pueda entrar como turista al Reino Unido o averiguá si les resulta fácil a los africanos pasar los controles migratorios europeos. Hay fronteras que no piden pasaporte, porque excluyen por lo físico, por lo ideológico, por lo económico, antes que tengamos la oportunidad de mostrar el documento.

En nuestra vuelta al mundo tuvimos el privilegio de poder visitar muchos más países de los que alguna vez imaginamos. También hubo algunos a los que preferimos no incluir en nuestra ruta, por demandarnos insólitas exigencias burocráticas. Otros, sí estaban en nuestros planes, pero lamentablemente no nos dejaron entrar y lo más insólito es que todavía no sabemos por qué. Visitamos varios cuartitos de migraciones, hablamos con uniformados en todos los idiomas.

En determinadas oportunidades, tuvimos que justificar nuestra vida nómada casi como si fuese un delito. Sin embargo, somos privilegiados porque azarosamente nacimos en un territorio con apenas algunos conflictos anteriores a nuestra llegada al mundo, lo que nos permitió tener una identidad y poder hacer trámites…para cruzar fronteras. Pero esto no es algo que nos ocurre a todos por igual, tristemente. Así como nos ha tocado tener que dar explicaciones por demás, también hemos tenido el privilegio de pasar garitas de migraciones sin mayores inconvenientes, mientras que a otros los demoraban sin justa razón.

Hay países a los que no podrás llegar jamás, si en tu pasaporte hay un «sello enemigo». Es absurdo, pero real. Hay intereses hegemónicos y víctimas ajenas a esos poderes. También hay países limítrofes que tienen muchas disputas y poca diplomacia. Para cruzar de uno a otro te obligarán a saltar a un tercer destino y hacer miles de kilómetros extras para retomar. Hay caminos enfrentados, veredas opuestas, visiones contrarias. Si estás de un lado, te contarán una historia y si cruzás te contarán otra. Hay perspectivas que también separan, que dividen incluso a familias enteras, hay miradas abusivas sobre los más pequeños y hay hostigamiento y hay opresión. Hay intereses que marginan y planes sistemáticos que ahogan y aislan.

El mundo es un lugar hermoso y complejo a la vez, que vale la pena conocer para ampliar la percepción aunque sea bastante imposible comprenderlo del todo. Precisamente, porque en algunos aspectos carece de lógica y porque tiene demasiadas fronteras. Hay que decirlo. Viajar puede ser revelador para el que tenga chance de quitarse las vendas de los ojos y enfrentar cara a cara a una realidad muy diferente a la que más de una vez suelen mostrarnos maquillada.

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1 comentario

  1. Recien los conocí por casualidad y me enamoré de sus viajes e historias, si vuelvo a nacer me gustaría ser como ustedes. Disfruto mucho de sus viajes y es algo que no pude hacer porque elegí ser otra cosa, tengo 77 padre de tres y abuelo de 8. Me encantan!, saludos.

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