Icono del sitio Vueltalmun

Literatura viajera: La radio de los Lunes

​San Cristobal podría ser este u otro lugar. Alguna vez me imaginé que el nombre hacía alusión a su carácter variable, a su capacidad de metamorfosis según lo que el barrio quiera mostrar . El avistaje puede comenzar en las alturas de una autopista sin rumbo certero, o desde las profundidades de la tierra avanzando hacia la luz del día. 
Los límites de San Cristobal son difusos. Es difícil saber si es un barrio, una calle, un país o una religión. Como sea, ahí vivo. Cerca de la avenida, y a poca distancia de la autopista, aunque lejos de ambas si llegas desde el subte. 

Imagino que lo mismo sucede si llegas a América desde el centro, el barrio te queda lejísimo. En cambio, si amarras en el Puerto de Buenos Aires, San Cristobal tiene una ubicación privilegiada para descansar antes de cruzar cualquier océano. A veces creo que la vida es, mayoritariamente, el azar que nos lleva a desembarcar en un puerto y no en otro. Un azar caprichoso e imprevisible que nos traza el mapa de lo accesible y lo lejano, y nos enfrenta, sin más respuestas que la incertidumbre, a la decisión de aventurarnos tierra adentro o hacer base cerca de la costa. San Cristobal está en el punto equidistante entre ambas.

No conozco a todos los habitantes de la zona, pero sé, con seguridad, que aquí reside una celebridad. La conocemos como Vos, aunque no sabemos bien quién es. Entre los vecinos nos organizamos para poder identificarla, pero las opciones crecen cada vez que alguien repregunta, luego del cómo estás, ¿y Vos? Todos somos Vos y nadie es Vos. San Cristóbal podría ser este u otro lugar y todos nosotros podríamos o no, ser Vos.

El hecho es que en el programa de radio de los Lunes a la noche, después de la ronda de canciones de amor brasilero, que dejan a todo el barrio bailando despacito, sonriendo y soñando abrazos, el locutor, un galán entrado en años con voz serena, grave, profunda y muy romántica, justo antes de que las doce le den la bienvenida a un nuevo día, le dedica las baladas a Vos:

A Vos que estás ahí escuchándome. A Vos, mi amor, te dedico éste programa, mis días y mis alegrías. 

Mientras nos derretimos como manteca sobre pan caliente, sigue:

A Vos que como yo, caminas éste barrio de San Cristobal, te despido hasta el próximo Lunes, ansiando el encuentro, buscándote entre la gente. En qué rincón te esconderá el destino, que nuestro tiempo no ha vuelto a coincidir. Sucederás, lo sé. Hasta la semana que viene.

Y en el barrio, llega la medianoche y con ella, desmayos, llantos, puertas que se cierran y ventanas que se abren. ¿Quién es Vos, y por qué el locutor aún no la encuentra? ¿Es una mujer, es un hombre, existe en esta realidad acotada de posibilidades finitas? El amor estalla los Lunes en San Cristobal, miles de gargantas cantan al cielo historias no correspondidas de pasiones desencontradas, de corazones olvidados, de fantasías imposibles y de viajes con finales inesperados ¿Qué es la vida, sino un azar caprichoso que impide el encuentro entre Vos y el locutor, en éste barrio porteño, en estas calles sin dueño? ¿Cuánto amor esconde un desencuentro?

San Cristobal podría ser este u otro lugar. Esquivamos la mirada al vernos pasar. Nos ignoramos de forma consciente, como si así pudiéramos dejar de compartir este presente que nos juntó, por casualidad espacio temporal. ¿Y si Vos soy yo, y no me dejo encontrar? Los límites son difusos, mejor dejarlo al azar. 

 

 

Salir de la versión móvil