Para conocer en detalle cada destino es importante adentrarse en la cultura de los lugares, y para eso es fundamental conocer sus costumbres, entre ellas su comida. Creemos que el viaje gastronómico es tan exitante como el viaje turístico y ese es el motivo por el cual no dejamos de probar los diferentes sabores que el mundo nos ofrece. Nos volvimos fanáticos de muchos platos típicos de regiones, hasta entonces, desconocidas y vamos por más.
En Sudamerica se nos hizo agua a la boca con cada bocado de lomo saltado en Perú o en cada recorrida por los mercados de Bolivia. En Ecuador saboreamos los pescaditos frescos y los tentadores patacones de plátano. En Colombia nos devoramos miles de arepas. Y como olvidar las riqúisimas empanadas de Argentina y el inolvidable asado del domingo.
Llegados a Europa la cosa no cambió demasiado. En España nos enamoramos del pulpo a la gallega, la tortilla de papas y el exquisito jamón ibérico. En Portugal descubrimos que vendían sandwiches de milanesa, que en realidad se llaman bifinhos apanados, y los acompañamos con deliciosos vinos. En Hungría no dejamos de comer gulash y en Italia hicimos lo mismo con la pizza y la pasta. En Francia fuimos a comprar una baguette y terminamos llevándonos una bolsa llena de panes, crossaints y quesitos. En Grecia nuestra dieta tuvo una fuerte base de aceitunas y hasta en países como Albania, Macedonia y Bulgaria disfrutamos de manjares únicos e irrepetibles.
Llegar a Asia fue un gran cambio para nuestro paladar. Comenzamos andando por China, donde nada de lo conocido es igual. Japón nos sorprendió con su amplia variedad gastronómica, más allá del sushi. Y el Sudeste Asiático nos llenó de sazón. Incorporamos las sopas y los caldos a nuestra dieta diaria, aún con más de 30 grados de calor. Disfrutamos de las mil formas de preparar el arroz según el país. Nos amigamos con el picante y descubrimos que los noodles no se parecen en nada a los spaghettis. Rompimos estructuras mentales y nos animamos a nuevos sabores y combinaciones jamás antes imaginadas.
La comida ocupa grandes ratos de charlas entre nosotros, porque nos encanta conocer cada destino a través de sus aromas. Internet nos ayuda bastante, no solo a saber como se piden las cosas sino a descurbir platos típicos antes de llegar a los destinos. Y en esa búsqueda en la web, llegamos a este sensacional TasteAtlas que muestra un mapa interactivo con los platos clásicos de cada país. Al clickear en cada imagen, se abre una nueva página dónde se puede leer algo más de información sobre cada comida. También se puede buscar por el nombre del país y desplegar un menú con todos los platos.
Todavía nos quedan muchos países del mundo por conocer y eso nos entusiasma, no solo a nosotros sino que también a nuestras panzas. ¡Bon Appetit!